lunes, 25 de febrero de 2008

Sin el érmiso de nadie (declaraon de los derechos sexuales para jovenes

SIN EL PERMISO DE NADIE

(Declaración de los derechos sexuales para los jóvenes)

Por Manuel Zozaya

Sin el permiso de nadie

Con el argumento de que la población adolescente "no está preparada" para la vida sexual, por mucho tiempo se ha silenciado y reprimido a la sexualidad juvenil. La expresión de la sexualidad en esa etapa aún provoca pánico y preocupación en la población adulta. La desconfianza es tal, que se ha llegado a pensar que proporcionar información y anticonceptivos a las y los adolescentes es invitarlos a dar rienda suelta a sus "instintos sexuales". Pero el hecho es que la población de jóvenes no está pidiendo permiso para expresar y desplegar su sexualidad.

Hoy, más de la mitad de esa población inicia su vida sexual antes de cumplir la mayoría de edad. Y gracias a los prejuicios adultos sobre la sexualidad juvenil, lo hace sin contar con la información y los elementos de protección necesarios para garantizar el ejercicio de una sexualidad plena. De ahí que las y los jóvenes hayan comenzado a apropiarse del concepto "derechos sexuales" como una forma de reivindicar su autonomía en la toma de decisiones sobre su cuerpo y su vida sexual.

Cuando se habla de sexualidad adolescente o juvenil muchas alarmas se encienden. Pocas relaciones provocan tal carga de prejuicios, temores y falsedades como la conjunción de ambos vocablos.

E independientemente del signo ideológico del interlocutor, a la sexualidad adolescente se le ha visto preponderantemente como un "problema".

Para el punto de vista conservador, el sexo entre adolescentes es una aberración, pues no está en su naturaleza, aún "infantil e inocente", interesarse en las actividades sexuales. Si la mayoría de la población adolescente lo hace, es por la perniciosa influencia exterior de la moda, los medios de comunicación y la pérdida de valores. La sexualidad no es algo propio de esa edad, se afirma.


Pero las luces de alarma se encienden no sólo del lado conservador, sino que también pedagogos, educadores, sexólogos y autoridades sanitarias han comenzado a ocuparse de la sexualidad adolescente sólo a partir de los problemas de salud pública que se desprenden de su ejercicio "irresponsable".

Si bien se le considera algo "natural", termina por subrayarse su lado "peligroso", negativo, por sus posibles consecuencias: un embarazo no deseado; una infección de transmisión sexual, incluido el VIH/sida; un aborto con consecuencias fatales; una preñez deseada pero precoz, que conlleve riesgos de salud; conflictos que amenazan la integridad familiar; violencia y abuso sexuales; etcétera. Por ello se insiste mucho en promover la "sexualidad responsable" de hombres y mujeres jóvenes adolescentes, como si la relación sexual adulta fuera responsable "por naturaleza".

No son derechos "especiales" Es verdad que en la medida en que la discusión de la sexualidad ha ido adquiriendo un tono más franco y abierto, se ha empezado a reconocer que los jóvenes no sólo tienen una vida sexual activa, sino que además tienen derecho a ejercerla. Pero aún es poco lo que se dice y hace acerca de la importancia de la expresión sexual en el desarrollo de la identidad y la personalidad juveniles.

Es por ello que algunos jóvenes, cansados de ser objeto de estudios y declaraciones firmadas por los adultos, han tomado en sus manos la discusión sobre su propia sexualidad.

En agosto de 2000, se reunieron en Tlaxcala representantes juveniles de 78 agrupaciones mexicanas provenientes de casi todas las entidades del país, y elaboraron la Declaración de Derechos Sexuales de los Jóvenes, documento donde plasman su aspiración a vivir una sexualidad libre y responsable, placentera y protegida, respetuosa y equitativa.

El documento divide estos derechos en tres grandes grupos: a) Educación e información; b) Ejercicio y disfrute de la sexualidad y c) Salud y servicios.

El orden enunciado tiene una lógica muy concreta: para tener una relación sexual satisfactoria es necesario contar con educación e información al respecto, y para evitar las consecuencias indeseables de dicha relación se requieren servicios de salud adecuados y al alcance de todos.

No se trata de demandar el establecimiento de derechos "especiales", sino de extender el alcance de los derechos humanos universalmente reconocidos al ejercicio de la sexualidad. De ver cómo se traducen en el terreno de la vida sexual los derechos a la educación, a la protección de la salud, a la información, a la igualdad, a la no discriminación, a la privacidad, a elegir el número y espaciamiento de hijos, y el derecho de expresión, todos ellos contenidos en la Constitución de la República.

Significativamente, los representantes de dichas organizaciones se manifiestan por una sexualidad libre de mitos, miedos, culpas y vergüenza, y se pronuncian por una sexualidad con equidad de género y por el reconocimiento de la diversidad sexual, (es decir el respeto y la igualdad en el trato entre hombres, mujeres, homosexuales, lesbianas, bisexuales y transgéneros).

Asimismo apoyan el principio de no discriminación motivada por la edad, el estado de salud, la raza, el estado civil, la forma de vestir o las limitaciones físicas.

De igual manera, piden el respeto a la autonomía de las personas para decidir sobre el propio cuerpo, libre de coerciones, explotación sexual o violencia, así como un ejercicio sexual informado no ligado necesariamente a la reproducción para lograr la integridad corporal.

La globalización del reclamo

En cuanto al acceso a los servicios de salud sexual y reproductiva, demandan calidad, confidencialidad, no discriminación y trato humano, así como acceso a los anticonceptivos y métodos para prevenir las infecciones de transmisión sexual y el VIH, además de la libertad para interrumpir embarazos no deseados en instituciones de salud pública.

Se trata de un conjunto de aspiraciones legítimas y posibles, que se apoyan en el marco constitucional, expresadas por jóvenes que han dejado atrás las actitudes mojigatas de algunas instituciones tradicionales, que viven con una conciencia de sus necesidades y están demandando que éstas sean atendidas.

Recordemos que según los censos del 2000, aproximadamente 25 por ciento de la población mexicana se ubica entre los 15 y los 25 años de edad, y más de 70 por ciento de ella se concentra en áreas urbanas.

Ésta constituye, numéricamente hablando, el grupo etáreo más importante de México. Según datos del INEGI, en 1997, 55 por ciento de las mujeres entre los 15 y 19 años de edad que habían tenido relaciones sexuales lo habían hecho sin usar anticonceptivos, y según Conapo anualmente, alrededor de 400 mil mujeres menores de 19 años tienen su primer hijo.

Las y los jóvenes no quieren seguir siendo víctimas de la ignorancia en cuestión de anticonceptivos o del rechazo a la hora de ir a solicitar condones en algún centro de salud.


Declaración de Tlaxcala

Agosto del 2000


* Derecho a la autonomía sobre mi cuerpo y mi vida sexual. Decido que hacer con mi cuerpo y mi vida sexual y exijo respeto a mi libertad.
v Derecho a disfrutar de una vida sexual placentera. Yo disfruto de mi cuerpo y del ejercicio de mi vida sexual, y necesito un ambiente libre de culpas y coerción.


* Derecho a manifestar públicamente mis afectos. Expreso mis sentimientos y afectos en espacios públicos, fomentando así una cultura de convivencia armónica.


* Derecho a decidir con quién compartir mi vida y mi sexualidad. Decido libremente con quien o quienes compartir mi vida, mis sentimientos, mis afectos y mi erotismo. Deben ser reconocidas y respetadas las formas de unión o convivencia que yo elija.


* Derecho a la privacidad en mi vida sexual. Tengo derecho al respeto de mis espacios privados y a la confidencialidad en mi vida sexual. Ninguna persona o institución tiene derecho a transgredirlos.

* Derecho a vivir libre de violencia sexual. Nadie debe ser objeto de coerción o violencia sexual en su familia, con su pareja, en el trabajo o en cualquier otro ámbito en el que se desarrolle. Los sistemas de impartición de justicia deben protegerme y garantizarme el ejercicio libre de mi sexualidad.

* Derecho a la libertad reproductiva. Decido tener o no hijos, cuántos y cuándo de acuerdo a mis posibilidades y deseos. Para apoyar mi decisión, tengo derecho a información y servicios de salud.

* Derecho a la igualdad y a la equidad. Todas las personas somos libres e iguales en derechos y esto incluye el ejercicio de nuestra sexualidad.

* Derecho a vivir libre de toda discriminación. El ejercicio de mi libertad no debe ser condicionado por mi edad, género, sexo, orientación sexual, estado de salud, religión, estado civil o forma de vestir. El Estado debe garantizarnos la protección contra cualquier forma de discriminación.

* Derecho a información completa, científica y laica sobre sexualidad. Para decidir libremente sobre mi vida sexual necesito información sobre placer, vida afectiva, equidad e igualdad, reproducción, perspectiva de género, diversidad y/o cualquier otro tema de la sexualidad.

* Derecho a educación sexual. La sexualidad es parte integral de nuestro desarrollo, la educación sexual debe estar presente en todos los programas educativos para la infancia y la juventud de las instituciones públicas y privadas, fomentando la equidad, la igualdad, el respeto.

* Derecho a servicios de salud sexual y salud reproductiva. Tengo derecho a que el Estado me proporcione atención gratuita, oportuna, confidencial, de calidad, y sin ningún tipo de prejuicios en todos los servicios de salud.

* Derecho a la participación. Tengo derecho a participar en los espacios de toma de decisión que tienen que ver con mi sexualidad y mi reproducción, desde el diseño, implementación y evaluación de programas, políticas públicas e instituciones sociales.

Esta Declaración es el reflejo de los planteamientos de los participantes de 28 estados de la República Mexicana, representantes de 78 organizaciones civiles e instituciones gubernamentales que asistieron al Foro Nacional de Jóvenes por los Derechos Sexuales, realizado en La Trinidad, Tlaxcala, que convocó el Instituto Mexicano de la Juventud, la Dirección de Programas para la Juventud del Gobierno del Distrito Federal, Acción Educativa por la Salud Sexual, A.C. y ELIGE Red de Jóvenes por los Derechos Sexuales y Reproductivos.

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